sábado, 7 de julio de 2007

Image: Comstock

Nueva Orleans. I
La ciudad donde la música era omnipresente.

Llegada, llamado y decepción:
Llegué de madrugada desde Baton Rouge y los pantanos de Louisana, cansada y dispuesta a dormir... pero desde mi habitación escuché la grave voz de un saxofón callejero, suave y triste. No me quedó mas remedio que salir para descubrir que justo estas eran las horas mas vivas y vehementes de esta ciudad. Salí del hotel de la calle Decatur y en la próxima esquina, casi a las 2 am, tocaba el saxofonista. La gente pasaba casi indiferente, ya acostumbrada a oír música en cada esquina, pero yo me quede ahí durante un buen rato, oyéndolo, imaginando al Mississipi que podía sentir al otro lado de la calle, aunque el muelle y la niebla lo escondieran, y entendiendo que por fin estaba dentro de uno de mis sueños mas viejos.
De la Decatur subí hasta la famosa Bourbon Street, esperando encontrar una calle como la que recorría el vampiro de Anne Rice recreado en la canción de Sting: una calle misteriosa y oscura, repleta de tugurios llenos de humo y jazz pero lo que me encontré fue completamente diferente. Una serie de locales con luces de neón anunciando cocteles y karaoke, desde los que salían música pop, rock y country. Entré a uno de ellos en una calle cercana: el famoso "Joe O'Brien" que se supone es el restaurante mas grande del mundo... Casi salgo corriendo cuando vi a los "músicos" vestidos de ceñidos trajes de lentejuelas que parecían una mala mezcla de Abba con los hermanos Osmond. Turistas de cara roja y sandalias con medias los aplaudían fascinados.., fui hasta el patio gigante lleno de mesas con sombrillas, compré un coctel "Hurricane" su famosa bebida y salí de ahí despavorida.
En la calle, multitudes alcoholizadamente felices, entraban y salían de los bares donde cantaban karaoke, y disfrutaban la vista que ofrecían rubias turistas que sobre las mesas se despojaban de inhibiciones y prendas de vestir.., todos portando como trofeos los collares de cuentas que se usan en el "Mardi Gras" ganados por sus atrevimientos o por su nivel de consumo. Este ambiente de fiesta, que quizás en otro momento hubiera disfrutado, me puso entonces profundamente triste. Me lo merecía por tener tanta expectativa e ideas fijas sobre esta ciudad que me recibía ofreciéndome lo contrario a lo que venía buscando. Me fui a dormir.

Preservation Hall

A la noche siguiente, un poco después de las 9, hice fila en la calle Peters, -que hace esquina con la Bourbon- para entrar al Preservation Hall, muy cerca del O'Brien. Lo único que sabía es que aquí había tocado Louis Armstrong, y también George Louis y Emma Barret. Había leído que era un lugar donde se preservaba el jazz tradicional de la ciudad. La casa parecía estar cayéndose a pedazos, a excepción del farol y la hermosa puerta de metal. Yo estaba curada de expectativas, después de un primer día maravilloso conociendo de Nueva Orleans lo que todo buen turista debe conocer, resignada al velo obligado que hay que cruzar antes de conocer realmente algo. Relajada, tomándome mi coctelito, escuchaba otro saxofonista callejero que por 1$ concedía peticiones; cuando tocó "Do you know what it means to miss New Orleans?", le dije que yo extrañaba a una New Orleans que imaginaba, y me regaló una enigmática sonrisa mirándome a través de sus lentes oscuros, protegido del neón forzado de la noche.

Entré por fin al Hall, un pequeño cuarto rectangular con capacidad para no más de 70 personas, tres banquetas como de iglesia frente a una plataforma baja e iluminada tenuemente. El calor se aliviaba un poco con el ventilador de techo, las paredes viejas de las que colgaban fotos y dibujos sobre el jazz desde que este espacio era una galería de arte a finales de los 50. Me senté en el piso a centímetros de la plataforma mientras el pequeño cuarto se llenaba de gente. Poco después, entraron 6 viejitos con cara de aburrimiento y desapego: un clarinetista, un baterista, un pianista, un trompetista, un violoncellista y un saxofonista. Y así, sin mas presentación empezaron a tocar la consabida "When the saints go marching in" que ya había escuchado unas diez veces ese día. Entonces algo muy extraño pasó:
Poco a poco, una música que nunca había oído, -nunca así-, se me fue metiendo bajo la piel. Estos ancianos maravillosos hacían brotar de sus instrumentos, mundos enteros: metafóricos, metálicos, misteriosos… A veces me parecía estar oyendo el ritmo de una tabla de lavar, otras un látigo y un alarido, llantos rotos en bares de Storyville, protestas ahogadas en oraciones que aliviaban un dolor rabioso y marginado, el tambor frenético de un esclavo, un martillo sobre los rieles de un tren, los arrullos en los campos de algodón, repetitivas suplicas de huesos, la fe indispensable golpeando palanganas, el sonido vacío de las calabazas, la alegría triste de los funerales, la celebración de la entrada al cielo que a todo daba sentido.
Sus rostros rejuvenecidos y transfigurados interpretaban solos por turnos, mientras los demás sonreían con la mirada perdida quizás dirigida a sus muertos o a sus secretos…, tocaban la misma canción de siempre como la primera vez, con toda la improvisación y la evolución constante que también ostenta la vida intensa.
Esa noche entendí que al jazz sólo se puede intuirlo, atisbar sus abismos, sospechar su inmensidad. En ese saloncito, lo incierto se regodeaba y se nutría al misterio, el tiempo se diluía y lo vital, lo humano encontraba expresión y abrigo.

Era cierto:
Al renunciar a las expectativas, finalmente encontramos o nos dejamos encontrar.

37 comentarios:

el nombre... dijo...

azul: me encantó el relato de tu experiencia. Me atrapó desde el primer renglón!

siempre me llama la atención, en cualquier viaje, cómo, al salir del "circuito" propuesto, nos encontramos con tesoros como éste que contás. Cómo en un pequeño y descolorido salón, pueden cumplirse las expectativas, y aún superarlas, de un viaje de 10 o 10.000 km.

esto da cuenta de que sólo explorando por nosotros mismos, sea la que sea la situación que se presente, podemos encontrar lo que realmente estábamos buscando (!Y AÚN MÁS!)

te felicito por el blog.

saludos

Alyxandria Faderland dijo...

CAsi se me vuela un diente de la carcajada al leer la comparacion de los musicos vestidos de lentejuelas. Se lo leo a mi madre y la vieja pirata se rie a carcajadas, y dice que nunca hubiera comprado un trago llamado Hurricane. (un atropello para el avion britanico, aclaro) Si, se hubiera tomado varios tragos en un puesto callejero, y hubiera buceado en la tradicion afro y del vudu, invocar espiritus que no estan tan lejos.
Habra dejado algo el Hurricane Katrina?

Lucía dijo...

Con este relato has expresado a la perfección lo que nos sucede a todos cuando salimos de viaje. Lo mejor es dejar las expectativas en casa.
Yo también me he reído con los músicos vestidos de lentejuelas.
Un abrazo.

peregrina dijo...

Querida la experiencia está narrada maravillosamente a tal punto que creí que era una deliciosa ficción. Estar allí es mágico, si te gusta el jazz ,,,y en mardi grass o martes gordo. Todo se mezcla en esa ciudad antgua y misteriosa la alegría de la descendencia francesa, el vudú africano.
Bueno no sigo... te abrazo fuerte
Marina

Unknown dijo...

Es cierto, renunciamos a las expectativas pero nos entregamos concientes o no a la buena mano del azar y eso nos puede llevar a tal nivel de entusiasmo que llegamos a creer que tenemos un as en la manga. A veces ese as ya estaba en nosotros como una vieja guitarra que de pronto un viejo virtuoso encuentra en sombras y se pone a tocar.

Yo con las expectativas no aprendo nunca, soy un porfiado. Sobre todo cuando la realidad me viene de revés. Yo hubiera agarrado a mi hija subiéndola a cococho o a babucha - aunque ahora está grande- y le hubiera dicho que en el bar de abajo toca Louis, ey, vamos con él...


Qué maravilla de post. Encantador.

La primera noche te la resumo con poesía del gran Zitarrosa:


Y yo vi que no era a mi a quien buscaba sino a la muerte... Y que no buscaba la muerte también vi, porque no era mariposa de la ciudad de hierro, ni nacida para eso... Sino que era mariposa nada mas, en la ciudad, presa y ya muerta de antemano, fatalmente... buscando en ese bailar loco y fragil un ala, un grano, una pizca de polen en el cemento... Porque la mariposa nace y no aprende nada hasta que muere en cualquier sitio, herida de muerte por su semana justa, por su tiempo preciso, por su sorbito de vida ya bebida.. . Eso no es tan triste... Tristre es ver su cadena de huevos en el hollín, depositados junto a un río de aceite, a la sombra de las altas paredes de cemento... Su cadena de huevos de seda...(de Guitarra negra)


La segunda noche: La esencia. Lo puro. Lo que tiene raiz fuerte y da maravillosas flores verdaderas.Pinta tu aldea...


Te felicito.

Un beso y que tengas un buen domingo. Me voy bailando al ritmo del Dixieland.

Inos dijo...

Lo verdadero suele aparecer cuando ya no se le busca.

Al final encontrastes el saxofón que no sólo era sonido, sino también vivencia.

Magnífico baño de luna en la Bourbon Street.

Abrazos.

Clarice Baricco dijo...

Conforme te iba leyendo el corazón iba latiendo más fuerte. Te palpé.
El jazz no tiene explicación. Hay que vivirlo.
La experiencia del viaje se queda en los bolsillos de la piel
Contigo.

Tequieroprima.

Unknown dijo...

ESTUVISTE AHÍ?.

GENIAL!!!

EXTRAORDINARIO!!!

QUE RELATO MOROCHA!!!

MIL FELICITACIONES!!!

ME PARECÍA QUE ESTABA ALLÍ!!!


ME ENGANCHÓ DESDE LA PRIMERA PALABRA, PARECÍA CAMINAR ESAS CALLES, ESCUCHAR LA ETERNA MÚSICA QUE EJECUTAN, VISITAR SUS BARES, TOMANDO UN TRAGO, VER LA ALEGRÍA DE LA GENTE.

ME ENCANTÓ!!!

ESTUVE ALLÍ!!!

LA ABRAZO MOROCHA!!!

BESOS MIL

ADAL,

AGRADECIDO!!!

Mariola dijo...

Me ha parecido un relaro encantador y por supuesto hace reflexionar sobre las expectativas.
Muchas veces en la vida es mejor disfrutar de los momentos sin necesidad de tener un patron ya marcado para las cosas, eso pasa mucho, con los viajes como tu bien dices y tambien con las personas, las que a veces nos pueden sorprender cuando esas expectativas o esa idea pre concebida de alguien se queda tan pequeña cuando aondamos en una persona y descubrimos su Universo.

Sebastián Mondéjar dijo...

Directo al corazón. Te lo dice un aprendiz de músico de jazz. Lo has contado tan bien que lo he vivido. Gracias.

Anónimo dijo...

Azul!!!!!!!!! Me parecía
estar leyendo a Paul Auster, mujer!!!!!

Me impregné del "tempo" y la cadencia exquisitas, tanto como de la minuciosidad de tus detalles.

Y me sentí en ese último bar, sentada en el suelo, allí donde lo que se desea nunca conicide donde se cree que está, maravillándome con el descubrimiento y bebiéndome ese Jazz que tanto amo, tan de ese Mississipi velado por lo mismo que hubiera hecho ir a acostar a mí.

Bellísimo tributo.
Exquisito texto.


Gracias.


Pd: Y no puedo no dejarte las gracias por Juarroz, poeta del alma!

Un beso enorme

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

No es por nada pero me hacía falta una de estas crónicas viajeras. Atrapas con tus líneas, transportas. Levantas el deseo inmediato de recorrer esos espacios y vivirlos desde tu prosa. Eso es un don.

Por otra parte reviento si no digo que mi cuñado es músico de Jazz, un excelente saxofonista (y mejor persona). Se llama Enric Peidro.

Abrazos.

Tanhäuser dijo...

jejeje
Menudo viajecito.
Lo mejor es no meter las expectativas en la maleta y dejárselas olvidadas en casa.
Un abrazo, Azul.

Magda dijo...

Qué manera de transportarnos a la cuna del jazz. Sentí que veía, olía, escuchaba y saboreaba cada paso, cada mirada y cada trago que dabas.

Definitivamente nuestras expectativas resultan obstáculos para el eficaz intercambio de vivencias, que tomándolas como tal -sin que medien, los a veces enmarañados edificios y escombros de la mente- resultan en una experiencia altamente gratificadora y vivificante.

Excelente post, besos amiga!

Arcángel Mirón dijo...

Brindo por tu encuentro con el jazz.

Un abrazo.

thoti dijo...

.. al leer tu bello relato he recordado una experiencia parecida al escuchar en directo el maravilloso blues de Menphis..

Gustavo dijo...

Tus relatos siempre son atrapantes y maravillos como este.
Y siempre muestran no solo la vivencia íntima del relator, sino que destacan la magia y el misterio que hay en todo.
Y que no siempre vemos.
Ese instante mágico, cuando el verdadero jazz te atrapó desenterró en mí un cúmulo de recuerdos similares, salvando las distancias y los hechos en sí: momentos en los que captamos, por primera vez, la esencia de las cosas.

Me hicieron reír también, como no, tus observaciones siempre certeras de las cosas fuera de lugar, llámense medias o lentejuelas.

No puedo hacer otra cosa que mandarte un beso desde este frío, y mis mejores deseos de que sigas disfrutando de tu paseo.

Y que no aparezcan vampiros.

Javi dijo...

Azul, me encantó tu relato. Estuve en Nueva York, escuchando Jazz y Blues. Fascinante...!!!

Gracias por pasarte por mi blog

Besos

Osselin dijo...

Magnífico relato. Me recuerda las narraciones de Cortázar sobre el ambiente jazzístico de París.
Hacía mucho tiempo que no me pasaba por aquí. Pensaba que habías cerrado el blog.
Ahora que veo que no es así te vuelvo a poner en webs favoritas, para vivistarte con frecuencia.
Saludos.

DANI dijo...

Yo no consigo encontrarme, será que aún no he reninciado a mis expectativas???? en fin, no se yo seguire conociéndome poco a poco.

Besos

Gloria dijo...

El nombre, salirme del circuito siempre me ha traido sorpresas, alegrias y en el peor de los casos, lecciones. Sigamos explorando. Yo te felicito por el tuyo. Un abrazo y gracias.

Lady, y yo me mori de la risa con tu diente casi volado y con que le digas a tu mama asi..,el Hurricane es movido y peligroso, lo unico que valio la pena de ese lugar, y lo del vudu y la tradicion afro da para varios post y tambien para que se te vuele otro diente de los sustos que me pegue con eso.

Lucia, asi es, aunque cueste, viajemos y vivamos abrazando el misterio del minuto siguiente. Un beso.

Peregrina, que lindo que precisamente tu me digas eso, gracias. Se ve que la conoces, me queda pendiente ir en el Mardi Gras y escribir sobre el lado misterioso y oscuro de esta ciudad que mas bien SUPERO mis expectativas. Un abrazo.

Gloria dijo...

Maximo, entregarnos al azar nos regala entusiasmo, gracias por redondearme el mensaje, es asi. Yo tampoco aprendo, sigo esperando y solo por momentos me suelto y siempre es como deslizarse en un tobogan de vida. Hermoso oir tocar a Louis con tu hija a cococho como Red Nichols. Me impresionaste con lo de Zitarrosa, me provoco leerlo. Gracias y un beso.

Inos, muy lindo lo que dices, mas alla del sonido, el buen musico regala vivencias. Buscar si pero sin rigidez y dejandose encontrar tambien. Un beso.

Clarice, es asi, lo mejor de la vida no es explicarla sino vivirla, asi como el jazz. Que bueno eso de que el viaje se le quede a uno en los bolsillos de la piel, muy bonito. Yo tambien te quiero.

Hippie Viejo, que rico tu entusiasmo, eso se llama viajar por dentro, gracias a tu imaginacion y a tu avidez de tu vida, un abrazo. La morocha.

Gloria dijo...

Malagueta, bienvenida, sin ideas preconcebidas dejamos ser, nos dejamos ser y todo fluye. Un abrazo.

Sebastian querido, no sabia que ademas de escritor, eras musico de jazz ni de tu blog de jazz, que ha sido un descubrimiento. Gracias por lo que hiciste, por las dos cosas. Un abrazo.

Mar, gracias por lo que dices pero en lo unico que me parezco al estimado senhor es en la valoracion del azar. Ya sabia yo que te sentarias conmigo en el suelo para poder ver y oir mejor a los viejitos. Muchas gracias por tus palabras y tu carinho. Un beso.

Goathemala, que bueno que viajes con mis letras, a mi me pasa lo mismo con las tuyas. Afortunado eres de tener tan cerca a un musico de verdad, cuantas cosas te contara y ensenhara, lo busque en Internet y es refamoso. Dejame saber si hay algo en la red donde pueda oirlo. Un abrazo.

Tanhauser, asi es, menudo viajecito. Y no aprendo, una que otra expectativa siempre se me cuela en la maleta.

Magda, sentiste eso porque tienes una gran imaginacion y sensibilidad. Muy bueno eso de las expectativas como "enmarañados edificios y escombros de la mente". A veces, eso es lo que son y nos ciegan un poco. Muchas gracias, amiga. Besos.

Arcangel Miron, por el jazz! Otro abrazo.

Thoti, quien pudiera oir esa historia en tus palabras. Me gusta el jazz de Dixieland pero el blues es lo maximo.

Gloria dijo...

Gus, la magia que hay en todo, si la vieramos siempre... permanecer despiertos es una tarea de instantes. Entender la unidad como la esencia... A mi me aterraron las medias y las lentejuelas menos mal que ahora me dan risa tambien. Sigo donde me quede desde hace ya tiempo pero disfruto el paseo dentro. Vampiros siempre hay pero se reconocen en los espejos. Un beso Gus querido.

Javi, bienvenido, gracias por pasar, en Nueva York se puede escuchar al mundo. Besos.

Osselin, muchas gracias, que lindo e inmerecido lo que me dices. Entiendo que pensaras que habia cerrado el blog, me he tomado varios descansos largos y ya no tengo tanto tiempo como antes para escribir y visitar. Igual que bueno verte aqui, saludos.

Dani, yo tampoco me encuentro siempre, a veces si, a veces no. Tampoco soy inmune a las expectativas. Creo que todo es ciclico hasta la conciencia... hasta que un dia... quien sabe. Besos perdidos.

Elú dijo...

Que maravilloso don tienes querida amiga...el extraer la esencia más profunda y mágica de la experiencia humana, el perfume nostálgico y ancestral que está grabado en nuestro interior....
Viajamos contigo en los acordes clamantes de consciencia de ser. Inspiramos e invocamos este recuerdo remoto...Exhalamos y evocamos nuestra siempre posibilidad de despertarnos del gran sueño.
Siempre es un gran deleite compartir la hermosa experiencia de los sentidos, esos que nos hacen uno en la unidad y otros en la otredad.
Eso es lo que nos mantiene despiertos amiga, la otredad compartida en la vivencia que es siempre nuestra, siempre otra.

Muchas bendiciones Azul, mucha fuerza y energía para este eterno andar.

Elú dijo...

Se me habia pasado algo...
excelente el tema de Sting, acompañaba impecablemente el relato.

Suebo lantay.

Waiting for Godot dijo...

Aquí en A'dam hay un local de jazz llamado Bourbon Street y es fabuloso. Un abrazo.

AnaR dijo...

Hoy por hoy es uno de los ritmos más puros que existen .Uno de mis sueños es ese, tambien, viajar a New orleans...su cuna .

Me ha encantado tu relato.Gracias por visitar mi blog y tus palabras.

Un abrazo

Azul... dijo...

También estos recuerdos nos unen :)

Fabulosísimamente sabia la última frase del post

Bessitos!!!

Alyxandria Faderland dijo...

En mi primera salida a mi marido, lo arrastre -litralemente- a ver jazz, la Creolle Jazz band. como todo cangrejo (signo cancer ) que se precie de tal, salio maldiciendo en 100 idiomas y lamentaba no saber mas. Al final hubo que sacarlo a empujones entre los mozos del Cafe Tortoni, pues no entendia que la funcion habia terminado

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Tiene un vídeo en Youtube
http://www.youtube.com/watch?v=wY5f9eOYXbo

(él es el saxo)

Vive en Alicante pero precisamente hoy dará un concierto en Ávila y al quedarle de paso almorzará conmigo.

Cada vez está más ocupado y le llaman para que asista a locales más reputados, inequívoca señal de que va haciéndose un nombre en el panorama de jazz en España.

--
Saludos.

MentesSueltas dijo...

Nueva Orleans y su historia, un lugar que me gustaría conocer y disfrutar...

Te abrazo
MentesSueltas

Ana dijo...

Parece que mis antepasasdos vinieron de Nueva Orleans. Me enteré hace poco. Me costó salir de la piel de los griegos´y entender, documentación mediante, que definitivamente mi sangre corría por ahi.
Luego de leerte y disfrutar de tu relato no me cuesta tanto aceptarlo.
Qué placer de relato, Azul!
Me llevo un saxo metido en la piel.
Cada vez que escucho uno, donde sea, un mundo nuevo, increible, maravilloso suena par mi.
Te abrazo

Gloria dijo...

Elu, despertarnos del gran suenho, estar lo mas despiertos posible dentro de el... no te imaginas cuanto me dices con eso justo en este momento. Me recuerdas un verso de Paz:
"para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,los otros que no son si yo no existo,los otros que me dan plena existencia..." Gracias por tus bendiciones y tu energia, sigo en el Intento.

Waiting, en Amsterdam los locales son infinitos. Algun dia te contare de mi experiencia en ellos. Un abrazo.

Ana R, bienvenida. Asi es, es uno de los ritmos mas puros precisamente porque siempre se renueva, por su capacidad de improvisacion, su falta de rigidez. Es uno de los ritmos mas vivos. Gracias a ti por pasar. Un abrazo.

Tocaya, me encantaria que me echara el cuento. Gracias por sus lindas palabras. Besitos!!

Lady, si, no te has fijado que el jazz es como la opera, la gente lo ve como de lejos, como ajeno hasta que permite que le llegue al alma y entonces no quieren dejar de oirlo, es hermoso.

Goathemala, me encanto!! Si algun dia viene por estos lares donde estoy me avisas que quiero ir a oirlo. Un abrazo.

Mentes Sueltas, ahi sigue, a pesar de Katrina, la banda del Preservation Hall, anda viajando por el mundo para recolectar fondos y reconstruir "The Big Easy". Yo tambien te abrazo.

Ana agapi Bios, griega y de New Orleans y viviendo en la Patagonia, por eso y otras cosas seras tan magica. El saxofon para mi tambien es eso, una llamada a la vida. Te abrazo.

Azul... dijo...

Te lo echaré, no lo dudes!!! :)

Más bessitos pa'usté, sabia Tocaya!!!

Abril Lech dijo...

Querida Azul:

Adoro el jazz y nunca pude ir a New Orleans, no sabes la tristeza que me dió -¿recuerdas?- cuando el Huracán destruyó todo... Ojalá pueda conocerlo, tu descripción es bellísima...

(Qué placer me doy en este día dedicándomelo a mi y recorriendo los Blogs amados, cuánto has escrito Azul en estos tiempos!)

Gloria dijo...

Azul, me quedo esperando el cuento. Besote.

Abril, fue una verdadera tristeza, las vidas que se perdieron, la destruccion de la ciudad, la forma como se manejaron las cosas, terrible. Sin embargo, aun tratan de reconstruirse, aun luchan. Por eso tambien este post, porque se acercan los huracanes de nuevo y recorde a Katrina. Que bueno ser uno de tus blogs amados, me encanta que pases por aqui. Un beso.