viernes, 4 de agosto de 2006

Me pregunto...
Adonde se fue la pureza que abrazaba? La incipiente claridad sacrifico el delirio... Se puede reaprender el amor con tan poca sombra? Ni en el desierto tienen cabida los espejismos? Es solo verdadero lo iluminado? No seguimos viendo tras un tamiz lo que creemos claro? La luz de la verdad, siempre evolutiva, siempre subjetiva... nos hace mas genuinos? No es esta duda la que nos define? Por ahora decido, seguir buscando... pero con mi lampara encendida.

2 comentarios:

María Elisa Quiaro dijo...

nuestro sino es la búsqueda de la verdad. Y esa búsqueda nos enferma a tal grado que sus fiebres nos convierten en ariscos seres que torpemente precisan de un simple abrazo. La cosa es que, a veces, no sabemo como pedirlo. Deliramos por lo que fuimos, por lo que somos, por la idea que tenemos de las cosas: el amor, la amistad, Dios y los sueños. Sin embargo andamos, nos atrevemos a hacerlo asi sea a tientas. Y es esa la más sabia de las respuestas.

Gloria dijo...

“...Ya para entonces, me había dado cuenta de que buscar era mi signo, emblema de los que salen de noche sin propósito fijo, razón de los matadores de brújulas...”
Oliverio.