jueves, 9 de noviembre de 2006

Juan Felix Sanchez o "el viajero incansable de si mismo"...
"La paradoja de ir caminando y darte cuenta que muchas veces el soltar el lastre aumenta la carga" -Inos-

Cuando te encontré la primera vez, ni siquiera sabía que te estaba buscando. Iba tras la paz de las montañas; alguien nos hablo del Tisure y de un ermitaño que ahí vivía, y un día estando cerca, sin preparación, sin información, sin comida y casi sin agua decidimos subir. Fue un impulso peligroso, salimos muy tarde y llegamos en la oscuridad a tu casa, nos habíamos perdido, no veíamos nada, tus perros casi nos saltan encima y de paso, habíamos bebido agua de los arroyos mientras admirábamos tus puentes... y eso como que acelero el mal de páramo: tuvimos alucinaciones, vómitos y mareos, durante la noche; tu y un señor de mirada oscura que te cuidaba nos atendieron en silencio. Me dio mucha vergüenza, llegar por primera vez a tu casa en ese estado. A tu casa desde donde salías a hablar con las rocas, y como buen mago andino las convencías de escalar y reunirse hasta formar belleza. Belleza de remanso, belleza de refugio, belleza de pureza... Ni siquiera sabía que eras un artista del telar, de las piedras, de la arquitectura, no sabía nada de ti... Te lo dije y me miraste sin sonrisa: "No importa como llegaron, ya están aquí".
En los próximos días, me cure no solo del mal de páramo sino de muchos otros, solo observando en silencio a Epifania en el telar, a ti sentado junto al fuego oyendo a mis compañeros de viaje hablar y hablar y yo callada absorbiendo fragmentos de tu paz, de tu plenitud... Mucho después, te visite varias veces, y siempre me causabas esa necesidad de estar en silencio, de contemplación... De las muchas cosas que te escuche decirme, la última de todas es la más vigente para mí. En ese entonces, yo viajaba como forma de vida, y cada dos semanas pasaba por tu casa en San Rafael; mientras dejaba los turistas en tu capilla, me escabullía por el patio a buscar tu mirada desenfocada, tu risa ronca, a pescar sabiduría en todo lo que me decías.
Un día - en la última de mis visitas- ya al final de tu vida, hablamos un poco mas, me acuerdo que entre otras cosas, discutíamos sobre la religión y la humildad. Dije que no tenia religión, y me dijiste algo de que la religión te daba humildad y yo te decía que para mi era lo contrario, que no me gustaba pertenecer a ningún grupo que se creyera "elegido", o "dueño de la verdad"; te quedaste pensando y luego concluiste: "bueno, a mi me gusta servir, servir a Diosh, a lash gentesh" ... sobre acentuando como siempre las eses finales..., Y yo: "Si, has servido mucho y bien, Juan Félix". Ya por irme, de repente, así de la nada, me preguntaste, -“¿Y ud vive por aquí?" Y yo perpleja: -"No, Juan Félix ¿no te acuerdas?, yo soy G..... La guía, la de los alemanes", -“¿la de los animalesh?”... yo por toda respuesta me carcajee, tu me acompañaste y en tus ojos note un destello de memoria. –“¿Y si viene tanto por acá, por que no se queda? Y yo de nuevo, perpleja... "-Bueno, porque trabajo así, y porque me gusta viajar. Y..." No dije nada mas, me paralizo el enfoque de tu mirada directo a mis ojos, como preámbulo: "El mejor viaje se hace quedándose..." dijiste...
Y yo atrapada en plena huida, yo que entendía todo, te dije como acorralada: “¿Como es eso?" Cuando te iba a dar la razón, ya era tarde..., empezaste a reírte calladito, con picardía. Y me desenfocaste. Me lo merecía... Además el olor a mojito de trucha que te esperaba era mucho más interesante que yo... Me despedí, te agarre la mano, busque tus ojos de niebla azul, y te dije: "Adiós, Juan Félix, gracias". Por toda respuesta me pusiste la mano en la frente y me regalaste una mirada directa y tu sonrisa amplia y tierna, a modo de despedida.
Fue la última vez que te vi y es la que mas te he visto en mi memoria. Pero es ahora, casi diez años después, cuando me llega por fin tu mensaje. La religión por supuesto, fuera de discusión, ahí sigo inalterable. Pero el viajar quedándose, el quedarse y servir, me llegan como rayo, como asidero... Me ha detenido la vida, -miento de nuevo-, he detenido mi vida: el problema es que ha sido justo en uno de los pocos lugares que siempre rechacé. Sin embargo, decido..., decido siempre y si mi nueva tribu debe estar aquí por un tiempo, entonces, aunque me cueste, decido estar aquí. Además, si el lugar a mí alrededor no me gusta, ¿no será una oportunidad para cerrar los ojos y terminar de resolverme por dentro? De una buena vez, desanudarme toda para encontrar de nuevo alegría en el servicio, en la entrega a algo más allá de mi, y de mis espirales. Ya no tengo el viaje como recurso de recomienzo, de huida, de reinvención... Aquí me quedo plantada por dentro: Hay amor, hay conciencia, hay tanta vida vivida y por vivir pero me falta algo y creo que la clave esta en el servicio, en volver a olvidar un poco esta individualidad que hasta ahora necesitaba pero que ya empieza a ahogarme.
Querido ángel, querido artista, Juan Félix, humilde y tierno, sabio y pícaro... Encontrar un camino para que mi conciencia siga creciendo y deje de ponerse pañitos calientes, haciendo algo que me diluya de nuevo. No aguanto tanto cauce ya, que el mar me llegue. Por ahí me voy... es decir, me quedo, algún mensaje me traerán los espejos... Viejo querido.

16 comentarios:

María Elisa Quiaro dijo...

Mi viejo Juan Felix, Don Juan Feliz como yo le nombre, galán hasta la muerte...qué recuerdos de Mucuchies y su Lar Encantado. Gracias por recordármelo.

Inos dijo...

La paradoja de ir caminando y darte cuenta que muchas veces el soltar lastre aumenta la carga, de lo que te das cuenta sólo cuando descansas.

Hermosa la crónica de don Juan Félix, viajero incansable de sí mismo.

Un abrazo.

Gloria dijo...

Si, Juan Feliz es su nombre perfecto. El se quedo en el alma de todo el que recibio su sonrisa... Un beso.

Inos, yo tuve que recurrir a la memoria y a un relato larguisimo para concluir lo que tu dices en 6 palabras: "Soltar el lastre aumenta la carga" Usted es grande. Te robo la frase.Otro abrazo.

Acus dijo...

Tu blog es un pozo sin fondo de sabiduría.
"No importa cómo llegó tu blog, ya lo estoy leyendo".
Bonito relato y grande la humildad y sencillez de Juan Félix.
Besis

Unknown dijo...

mirada directo a mis ojos, como preámbulo: "El mejor viaje se hace quedándose.
Y esto se engancha con Pessoa que decia que el paisaje es uno mismo y que viajar a tantos lugares denotaba falta de imaginacion.

Bonita historia. Gracias por presentarnos a Juan felix, tan de corazon. Y muy bien escrito.


Tengo que decirte algo: Gracias! por tus multiples comentarios en mis blogs. Son muy valiosos para mi. Gracias por tu voluntad y tu buena mirada.

Perdoname que no haya pasado antes. Abajo , en los otros post tambien te deje comentarios.

Un abrazo muy grande y hasta prontito.

Milena dijo...

gracias por tu visita a mi incierto blog (el del los 8's) y por agregarlo en tu lista...!!!!!!!!!

hay mucho en el tuyo y entro x 1ra vez...
que bueno , tanto para ver...!
beso en espiral

Gloria dijo...

Acus, gracias pero la sabiduria casi siempre la tomo prestada y la descompongo como la luz. Que bonito que llegues aqui, no importa como. Mi descripcion de Juan Felix se quedo corta, ojala al menos te de curiosidad de conocerlo. Un abrazo.

Maximo, que hermosa referencia a Pessoa! Hay poetas que son totales: lo dicen todo. Y con respecto a los multiples comentarios en tus tres blogs: tu eres uno solo y yo solo leo feliz tus fragmentos. Un abrazo.

Milena, tu blog ha sido un de los encuentros virtuales mas magicos y oportunos que he tenido. Me explicas la espira o sea, me explicas... Gracias y un abrazo.

María Elisa Quiaro dijo...

ya apareció mi gata...llego la paz a mi corazón

Gloria dijo...

Kita, no seas escueta carajo.

Unknown dijo...

HOLA AZUL
DESDE MI BLOG NO HE PODIDO ENTRAR AL TUYO , VENGO DE MÁXIMO .

QUE BELLA HISTORIA HAS CONTADO , LLEGA A LA EMOCIÓN .
RESCATO PORQUE ME LLEGÓ LA FRASE
"El mejor viaje se hace quedándose..." , ES DE MUCHA SABIDURÍA , COMO LO DEMOSTRÓ A LO LARGO DEL RELATO Y TAMBIÉN SU CONCEPCIÓN DE LAS RELIGIONES .

MUY LINDO AMIGA


QUE TENGAS UN BUEN FIN DE SEMANA

BESOS

ADAL

Gloria dijo...

Adal, justo esa frase es el eje de
todo el relato, y la gran leccion que estoy aprendiendo. Y aunque no soy atea, creo que la religion puede ser muy opuesta a la humildad, con excepcion de algunos casos como Juan Felix y con lo poquito que te conozco, tambien en el tuyo. Ojala todos los religiosos fueran asi... Dios se pondria contento.
Besos
Gloria

ecasual dijo...

Toda una personalidad.
Saludos!

Unknown dijo...

Dejame agradecerte aqui tus buenos comentarios para En la orilla.

Infinitas gracias.


Un abrazo muy grande.

Gloria dijo...

Hormiguita, tu tambien eres toda una personalidad.

Maximo, lo que me pasa con "En la Orilla" es que todavia estoy apabullada con ese ser de pies de agua que prefiere no mirar al mar y se va a jugar con la luz y a vivir la entrega. Muy hermoso para dejarlo atras. Lo asimilo y sigo, un abrazo.

Gustavo dijo...

Hermosísimo relato. Es un placer conocer a Juan Félix, y gracias por dejárnoslo hacer.
El buen Dios me ha permitido conocer a varios hermanos como Juan Félix, y entiendo perfectamente tus sentimientos.
El viajar quedándose es una hermosa metáfora de un buen consejo.
Lo único triste, es que los Juan Félix nos dejan mucho más rápidamente de lo que deseamos.
Hace unos días, uno de ellos se fue para siempre de esta parte del universo.

Gloria dijo...

Gustavo, siento mucho la perdida de tu amigo. Pero asi como Juan Felix esta en mi, tu amigo vive en todo el amor que entrego, y vive en ti. Un abrazo.